Piel asfíctica

Hoy en día hay tantos activos cosméticos y salen al mercado tantas fórmulas maravillosas que te pueden dar ganas de ponértelo todo. En muchos casos, un exceso de productos cosméticos o la elección de una textura no adecuada para el estado de tu piel, puede ser motivo de tener una piel asfíctica.

El concepto de piel asfíctica se aplica a aquellas que pieles que están “asfixiadas”. Se trata de una piel más gruesa al tacto, con sensación de acartonamiento y con la presencia de granos. Normalmente, este problema se da más en aquellas pieles grasas, ya que al tener un exceso de sebo se ven más afectadas.

¿Qué es lo que ocurre?

La glándula sebácea se encarga de producir sebo y lo excreta hacia el folículo piloso. Por lo general este sale al exterior a través del poro hacia la dermis. Cuando utilizas un exceso de productos cosméticos aplicando capa sobre capa, o haces una mala elección escogiendo fórmulas muy densas que no le van a tu piel, se produce un efecto oclusivo, el poro queda taponado y el sebo no puede salir al exterior.

Y se va acumulando favoreciendo el crecimiento de microorganismos como puede ser Cutibacterium acnes, la bacteria responsable del acné.

En consecuencia hay una reacción inflamatoria y se van formando distintas lesiones como pápulas y pústulas, que si no se corrige a tiempo puede llegar a ser un caso de acné grave.

¿Cómo se puede corregir?

De primeras, suspende la aplicación de tanto producto: simplifica tu rutina

Escoge un limpiador que no sea demasiado astringente, respetuoso con la piel. Los productos astringentes suelen dejar la piel deshidratada, tirante, y esto hace que por intentar compensar, el folículo secrete más grasa, empeorando el problema. 

Utiliza algún producto con ácido salicílico que tiene efecto queratolítico para mejorar el estado de la piel. El ácido salicílico tiene cierta afinidad por la grasa, y ayuda a limpiar bien el poro. 

Hidrata. Un error muy frecuente es que dejes de hacerlo porque piensas que puede hacer que generes más grasa. Las pieles grasas también necesitan estar hidratadas. No es lo mismo grasa que agua, y la piel necesita agua. 

Utiliza algún transformador de la piel que te ayude con la renovación cutánea. Recuerda que las primeras semanas puede dar lugar a un empeoramiento de forma temporal, ya que toda la “basura” que está debajo, saldrá al exterior. No olvides el fotoprotector para evitar marcas residuales de acné o acné postinflamatorio.

No hagas ningún tipo de exfoliación mecánica. Mejor evita el “froti-froti”. Si tienes muchas lesiones  al hacer una exfoliación mecánica, el contenido de las mismas se puede verter al exterior, provocando una diseminación de la infección y un empeoramiento del estado de la piel.

Tampoco es necesario utilizar ningún tipo de artilugio o dispositivo de limpieza, utiliza tus manos bien limpias y de forma delicada. Puedes acudir a hacerte algún tratamiento médico tipo peeling que ayuda a la renovación de la piel. Pregunta siempre a un profesional de la salud.

Activos utilizados en cosmética en caso de acné: 

  • Ácido salicílico: Tiene una afinidad con la grasa porque es poco soluble en agua, por eso tiene la capacidad de penetrar en el poro para mantenerlos más limpios y evitar la formación de comedones. Es bacterioestático y  seborregulador. 
  • Ácido azelaico: Activo sebrregulador y comedolítico. Actúa inhibiendo la 5-α reductasa. Es bacterioestático, por lo que disminuye el crecimiento bacteriano. Ayuda a que el folículo no se obstruya por acúmulo de queratinocitos. 
  • Ácido glicólico: ideal para casos de acné en una concentración del 10%. Tiene una acción exfoliante, por lo que en estos casos favorece ayudando a la renovación del estrado córneo. Además, evita la obstrucción del folículo, mejora las lesiones del acné y ayuda con las marcas.
  • Retinoides: Entre ellos, el RETINALDEHIDO ha demostrado ser muy activo como comedolítico además de ser muy efectivo frente a las cicatrices del acné. Disminuye la secreción sebácea. 
  • Niacinamida: Activo muy versátil que actúa como seborregulador con acción antiinflamatoria. Ideal para el tratamiento de las hiperpigmentaciones postinflamatorias producidas por el acné. Además, también es antioxidante.

¿Cómo establecer una correcta rutina? 

En la mañana: limpieza, fotoprotección con algún fotoprotector que sea un “todo en uno”. Hoy en día hay muchos fotoprotectores que no únicamente tienen una fotoprotección amplio espectro, sino que también contienen activos hidratantes, antimanchas y antiarrugas o incluso reparadores del ADN. Si notas la piel muy tirante, como que un único paso se te queda corto, puedes incluir antes del fotoprotector un sérum con niacinamida o ácido hialurónico. 

En la rutina de noche, hacer doble limpieza y utilizar transformadores o tratamientos que ayuden a controlar el brote de acné. Empezar a usarlos de forma escalonada si no estás acostumbrada/o a usarlos para evitar posibles irritaciones.  

Recuerda que para cuidar tu piel tan solo tienes que aportar aquello que necesita en cada momento, por eso es importante ir adecuando la rutina. La piel es un órgano que no es estático, va sufriendo variaciones en su estado dependiendo de muchos factores, tanto externos (exposoma) como internos (dieta). 

No te lo pongas todo, ponte lo que necesitas.

 

 

Texto original: Yurena Hdez

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